Por: el Lic. Pedro Acosta
En Paraguay, la política y la educación están entrelazadas, y las posiciones adoptadas por los legisladores respecto a la reforma educativa han sido fundamentales para asegurar su permanencia en el poder. Sin embargo, la postura sobre la inclusión de cuestiones de género ha generado inquietud entre los padres paraguayos, quienes han expresado su preocupación organizándose y manifestándose en la capital, Asunción. La idiosincrasia paraguaya, arraigada en la importancia de la familia, ha sido una fuerza impulsora en esta dinámica política. Con la consigna de “Dios, Patria y Familia”, el partido colorado ha vuelto a atraer a una base de seguidores conservadores y celosos de su patrimonio cultural y familiar.
En la idiosincrasia paraguaya, la familia ocupa un lugar sagrado. Aunque el paraguayo puede tener defectos como cualquier otro ser humano, su conexión con su familia es innegable. La familia es la base de la sociedad y un pilar fundamental de la identidad paraguaya. La consigna “Dios, Patria y Familia” resuena con aquellos que valoran su patrimonio cultural y buscan preservar su legado ancestral. Este enfoque conservador ha llevado al partido colorado a atraer a un sector importante de la población que busca proteger su forma de vida y cultura familiar.
La historia paraguaya está marcada por luchas y guerras en busca de la libertad. Nuestros padres han defendido la patria y sus hijos con sus propias vidas. La Guerra de la Triple Alianza es un doloroso recordatorio de la brutalidad que enfrentó el Paraguay debido a su forma de pensar diferente. Los horrores de esta guerra, como el consejo de eliminar a los paraguayos en el vientre de sus madres, han dejado una huella profunda en la memoria colectiva. La conmemoración del Día del Niño, en memoria de los niños caídos en Acosta Ñu, es un llamado a cuidar el innegable legado de ser paraguayos y proteger a nuestros hijos, quienes personifican la esperanza y continuidad de nuestra nación.
La política en Paraguay ha enfrentado desafíos para ganar y mantener la confianza del pueblo. Los legisladores tienen ahora una oportunidad única de demostrar su compromiso con el bienestar del pueblo y el cuidado de lo más valioso que tiene el país: sus hijos y familias. El gobierno electo tiene ante sí una magnífica oportunidad para iniciar su mandato con el pie derecho, haciendo bien las cosas y defendiendo los derechos de los hijos y la familia paraguaya. La promesa de “Vamos a estar mejor” del presidente electo, Santi Peña, refleja la esperanza colectiva de un futuro diferente y esperanzador para el Paraguay.
La intersección entre la política y la educación en Paraguay ha desencadenado tensiones y preocupaciones sobre cuestiones de género en la reforma educativa. Los padres paraguayos se han unido para proteger la identidad cultural y la importancia de la familia en la sociedad. El gobierno electo tiene la oportunidad de restaurar la confianza en la política, priorizando el bienestar común y protegiendo lo más preciado que tiene el país: sus hijos y su legado histórico de lucha por la libertad. Ahora es el momento de honrar la promesa de un futuro mejor y trabajar en beneficio del Paraguay que todos anhelamos, protegiendo y valorando el cuidado de nuestras generaciones futuras.
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