Por: Sergio Irala.
Estamos inmersos en un mundo inundado de maldad y suma violencia, donde la intolerancia se enseñorea en la humanidad, donde la adicción es el pan de muchísimas personas de los diferentes estratos sociales, jóvenes que ya no diferencian entre hombre y mujer, la inmoralidad se volvió normal cuando escuchamos o vemos gestos, temas musicales o con letras obscenas que hasta los niños los cantan, asistir a las liturgias de los templos es un mero protocolo de supuesta profesión de fe.
Pareciera que la propia humanidad cava su propia fosa en vivir en estos tiempos en lo negativo, pero estamos los pocos que debemos triplicar y no decaer en mantener los principios éticos y morales que mucho tiempo hizo y hace grande a la sociedad salvando a muchos de la podredumbre. Ánimo, no todo está perdido. Un fuerte abrazo, amigo. Dios nos bendiga siempre.
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