La industria farmacéutica tiene una enorme influencia en la política sanitaria. Algunas corporaciones logran obtener dinero público para promover sus medicamentos más caros. Otras, como se demostró, ocultaron efectos secundarios graves.
La lucha contra la COVID-19 incita aún más la codicia de las empresas farmacéuticas. El poder desorbitado de esta industria, ¿constituye una amenaza para los sistemas sanitarios públicos? El mercado farmacéutico ha cambiado notablemente en los últimos diez años. Un puñado de grandes corporaciones, también conocidas como "big pharma”, producen la mayor parte de los medicamentos del mercado mundial. Son más ricas y poderosas que nunca y pueden decidir sobre las políticas de salud de los gobiernos.
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