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Como en medio de un delirio senil, el emperador del oligopolio mediático de Paraguay se debate en tres frentes contra todos los poderes del estado.
Aldo Zucolillo, dueño del diario ABC color de Paraguay, no hace muchos años sorprendió a sus lectores editorializando su opinión de que la democracia era una vulgar prostituta. No es muy sorprendente, por lo tanto, que siendo enemigo de la división de poderes desprecie a las autoridades electas y que en medio de un delirio senil hoy haya abierto tres frentes de batalla, uno por cada poder del estado paraguayo.
Su batalla contra el Poder Judicial de la República se puso de manifiesto con un editorial del 29 de abril pasado, donde Zucolillo afirmaba que la asociación de Jueces del Paraguay se había reunido y resuelto defender a un ministro de la Corte acusado de prevaricato. La acusación fue negada enfáticamente con una nota firmada por la Asociación de Jueces el 6 de mayo, donde se desmentía la publicación y se acusaba a Zucolillo de haber incumplido con obligaciones inherentes al oficio de periodista, que debe ser formador de opinión pública.
Los jueces acusaron a Zucolillo de tomar posición sobre bases falsas y utilizar términos agraviantes, algo consuetudinario tratándose del dueño de ABC. “Si bien la labor de la prensa es esencial a la democracia, la sociedad le reclama seriedad en el ejercicio del oficio, y principalmente un trato decoroso con los sujetos, objetos de la información difundida, evitando la utilización de frases ofensivas que poco contribuyen a la imagen misma del medio que las difunden” concluían los jueces, en una misiva muy poco difundida por el periodismo tributario del “emperador” del monopolio.
Dada la frecuencia con que ABC sobrepasa los límites de la Real Malicia, y difunde temerariamente informaciones falsas como hechos y no opiniones, no pueden argumentar en su defensa dicha doctrina.
Zucolillo tiene abierto un segundo frente, algo más disimulado, contra el Poder Ejecutivo. Aunque en salvaguarda de sus negocios con el estado, y sus “chiquitos” incrustados en ministerios y entes estatales, Zucolillo tiene mucho cuidado de no indisponerse personalmente con el presidente Horacio Cartes, su aversión contra varios de sus hombres de confianza delata un odio subyacente.
El titular del INDERT denunció la semana pasada que Zucolillo, a quien definió como “dictador”, le negó el derecho a la defensa en su diario, para colmo en un espacio que pensaba pagar para que sea publicado, para defenderse de acusaciones periodísticas. La influencia del poder mediático alcanza a fiscalía, donde los periodistas son enviados por dueños de medios a presionar a los agentes, los cuales muchas veces utilizan el destaque en la prensa para lanzarse a la arena política. El diputado Oscar Tuma graficó el peligro que encierra esta injerencia, afirmando que “si los fiscales son amigos de los periodistas, hacen lo que quieren”.
Según Justo Cárdenas, el derecho a la defensa es un derecho inalienable de cada ciudadano y está garantizado por el gobierno del presidente Horacio Cartes. “Con esta actitud deleznable Aldo Zucolillo hirió de muerte a la libertad de expresión e inició la decadencia de ABC”, sentenció Justo Cárdenas a través de sus redes sociales, quien también acusó a Zucolillo de sentir un profundo odio por el gobierno.
Un tercer frente, quizás el que más ocupa espacio en los medios, es la disputa de representatividad entablada entre Zucolillo y la Cámara de Senadores. La base de esta disputa por la representatividad popular se origina en la idea que Zucolillo se ha esforzado en instalar en la mente pública, de que en realidad es ABC y no la autoridad electa quien representa al pueblo.
La víctima propiciatoria predilecta de Zucolillo, el senador Víctor Bogado, puso al descubierto también la semana pasada, que con ataques dirigidos a él, el dueño de ABC en realidad admitió haber pagado una sideral coima para acceder a una licitación.
Las auto-incriminatorias declaraciones de Zuccolillo fueron divulgadas por el Diario La Nación, relacionado empresarialmente con la hermana del presidente Cartes, “Pregúntale quién cobró USD 10 millones que Personal pagó por la licencia, se entregaron USD 37 millones para CONATEL y 10 millones fueron a parar a manos de consultores de Estados Unidos, fue en la época de Bogado, aseguró. Yo sé dónde fue a parar ese dinero”, se puede leer en la publicación del medio escrito.
Según el Senador Bogado, con estas declaraciones Zucolillo confiesa “que pagó USD 10 millones en coima, disfrazada en pago a consultores, para adjudicarse la empresa la banda B telefónica” en 1997.
Dijo Joseph Pulitzer que una prensa cínica, mercenaria y demagógica solo puede producir un pueblo cínico, mercenario y demagógico. Es difícil determinar si fueron los anti-valores de la sociedad paraguaya los que moldearon una prensa deforme, o si fueron los anti-valores de los manipuladores de la mente pública los que la forjaron una sociedad defectuosa.
De una u otra forma, asistimos a un período en que una etapa del periodismo paraguayo parece cerrarse, como el callejón sin salida donde lo han puesto sus amos. Ello no implica que recibir información dejará de ser vital para tomar decisiones políticas. Es por ello que la información y opinión seguirá manteniendo su importancia.
Quizás, como dijera Pulitzer, el poder para moldear el futuro de una república, seguirá estando en manos de los periodistas de las generaciones futuras. El tiempo dirá por cuanto más podrá mantenerse viva esa hermosa ilusión.
Fuente: Luis Agüero Wagner – Siglo xxi, Diario Independiente.
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